La Creación - 12 de abril de 2006, 14:33


La zona contaminada brillaba con la luz más resplandeciente; era casi insoportable para el ojo humano. Prácticamente se podía ver como se transformaban en vapor las nubes del cielo. Tras un momento de silencio mortal, llegó el sonido atronador, y después la tierra tembló. La gente cayó al suelo cerrando y tapándose los ojos. Los que quedaron en pie corrieron para tratar de salvar sus vidas. Parecía como si hubiese explotado de repente todo el combustible nuclear enterrado bajo el Sarcófago. Al día siguiente, el ejército acordonó la nueva Zona. Los satélites ayudaron a determinar que el epicentro de la explosión no estaba en las proximidades de los reactores de la central nuclear, sino aproximadamente a medio kilómetro de ahí. Se cree que murió todo el personal de la central, aunque mucha gente sobrevivió dentro del área acordonada. La operación de rescate pronto se reveló como una tentativa inutil, ya que morian las personas y se estropeaban todas las máquinas que se enviaban dentro del area. Poco después del desastre, el diámetro de la Zona se amplió varios kilómetros. Perecieron en el acto la mayoría de las tropas estatales que vigilaban el límite y los equipos de vigilancia instalados allí. Presa del pánico, la gente huyó del lugar. Los habitantes de las ciudades y pueblos vecinos fueron evacuados rápidamente. Un gran peligro amenaza al mundo y no podemos ni imaginarnos su magnitud real.